27 junio 2022. A menos de 100 kilómetros de Atar se encuentra la ciudad de Chinguetti. Yo ya he estado en ella en varias ocasiones, pero Jesús no, por lo que no podemos salir de la región del Adrar sin que la conozca. Las últimas lluvias han causado mucho daño en las pistas y carreteras.

La ciudad de Chinguetti es la séptima ciudad santa del Islam. Se fundó en el siglo XI y fue una encrucijada muy importante en las rutas caravaneras. A pocos kilómetros de la llegada, el pétreo paisaje por el que hemos circulado, se va suavizando por la aparición de la arena. El amarillo va progresivamente cubriendo el negro mineral del suelo. Al fondo, magníficas formaciones de dunas parecen proteger el pueblo.

Lo primero que nos llama la atención es la asombrosa conservación del patrimonio arquitectónico de la urbe. Tanto la moderna, como la antigua ciudad, separada de la primera por el cauce arenoso de un río seco, mantienen la belleza de un entramado de piedras que no ha cambiado con el paso de los siglos. En este caso, el cemento no ha podido vencer a la belleza tradicional.

Los diseños de puertas y ornamentación en las fachadas y en las entradas, son verdaderas obras de arte. Al ser punto de partida y llegada de muchas peregrinaciones a la Meca, recibía influencias culturales que iban creando un sello de identidad a la ciudad. Los colores y los animales parecen decorar un espacio bien estructurado

Además de los productos que las caravanas transportaban, existía algo que marcó el destino de esta población: los importantes manuscritos del mundo árabe. Gracias a esta importante colección de libros, más de 1.400, Chinguetti se convirtió en un gran centro de aprendizaje.

Entrar en la biblioteca de Ehel Habot es como transportarse en la historia. Ahmed Ould Habot nos muestra con detalle su preciado tesoro. Matemáticas, religión, astronomía… todo un saber secular conservado en miles de hojas que han sobrevivido al paso de guerras, sequías, pillaje, incendios e incluso de termitas. Algunos ejemplares presentan el efecto de este insecto que es capaz de obligar a pueblos enteros incluso a emigrar. En cualquier caso, la entrada a esta biblioteca es algo que no se puede pasar por alto si uno quiere decir que realmente ha visto Chinguetti. Tamegroute en el valle del Draa marroquí y Tombuctú en Mali, son, junto a Chinguetti, los principales bancos del saber antiguo del mundo árabe. Por desgracia, gran parte de estas colecciones han desaparecido en el mercado negro o han sido destruidas por los grupos radicales que operan en el Sahel.

A la salida nos internamos en una casa a tomar uno de esos tés que se deben saborear con paciencia y tranquilidad. Un dulce momento antes de regresar a Atar.

La región del Adrar conserva otro tesoro que, al igual que los manuscritos, se debe conservar. Las pinturas rupestres muestran la vida y fauna de aquellos pobladores que hace miles de años se movían por la zona. Anochece y no tenemos tiempo para más. Mañana seguiremos nuestro rumbo hacia el sur.

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