Mujer en la inmensidad. Mauritania

Decidimos seguir las rodadas  de algunos vehículos que han abandonado la pista principal para internarse en el desierto. A los pocos kilómetros las huellas de éstos desaparecen, y con ellas, el vínculo que inconscientemente nos hace sentir seguros. A partir de ahora sólo contamos con nosotros mismos, con nuestros propios recursos. Como surgida de la nada vemos una jaima en la lejanía, una tienda de nómadas. Según nos acercamos comienzan a salir mauras de su pequeño refugio.

Circulando en dunas. Mauritania

Sus ojos son como cuchillos que se clavan allí donde  el turbante no alcanza a tapar. Qué pensarán de nosotros?. Sus ojos nos analizan intentando descubrir el motivo de nuestra presencia en este lugar dejado de la mano de Dios. No saben si adoptar una postura amiga o enemiga. No les damos tiempo para decidirlo ya que les regalo una sonrisa, una moneda universal, una carta de intenciones sobre nuestra presencia. A los pocos minutos, un té sella nuestra entrada en el mundo de los dueños del desierto.

Caminando en la duna. Mauritania

Mientras dejo que mis sentidos absorban la grandeza que me rodea, algo rompe con el equilibrio de las formas pintadas por la arena. En la lejanía aparece dibujado el perfil de una mujer que avanza en solitario en medio de esta inmensidad. Una especie de espejismo que va tomando formas reales conforme aparece y desaparece de entre las dunas. En mi recuerdo siempre quedará esta mujer del desierto que al igual que apareció, nunca más volvió a surgir tras perderse entre las curvas más perfectas de la Tierra. Ahora creo en la existencia de los duendes de las arenas.

Atardecer en las dunas. Mauritania

Somos conscientes de ser unos privilegiados al poder disfrutar de uno de los espacios más espectaculares y desconocidos del planeta, un lugar apto para los que han conseguido alcanzar sus sueños de arena. Durante kilómetros y kilómetros avanzamos sin mediar palabra. No es necesario, ya que somos conscientes de que momentos así hay que dejarlos para que cada uno recomponga, con la ayuda de las imágenes que se nos presentan, aquellos vacíos que con mayor o menor medida todos llevamos en nuestro interior.

Nubes y dunas. Mauritania

Nubes, roca, arena, viento, armonía, silencio, poesía…cientos de elementos reales y fantásticos ante nuestros ojos. Sólo hay que dejarse llevar por las vibraciones del desierto, sentirse como un barco en medio de un océano de pendientes suaves y horizontes abruptos.

Atardecer en las dunas. Mauritania

La función está a punto de terminar. El espectáculo de luces da por finalizada nuestra jornada. Ahora  es el momento de caer rendidos bajo la espectacular bóveda celeste que nos rodea, antes de acostarnos y volver a disfrutar con nuestros sueños de arena.

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2 thoughts on “La ruta de las caravanas (IV) y los sueños de arena”

  1. Antonio, Pato Azul

    Tus instantáneas me dejan sin palabras, y tus palabras me acercan a ese regalo de la naturaleza mas auténtica, mas salvaje.

    Antonio, Pato Azul

    Colores de África

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