Nos dirigimos hacia las montañas. Estamos deseando iniciar la subida que nos saque de la Gran Falla Africana.

El recorrido entre cañones es fabuloso. La pista sube sin descanso mientras nos cruzamos con multitud de caravanas transportando la preciada carga de sal. La temperatura se va haciendo más afable y el verde se va convirtiendo en protagonista del paisaje.

Después de casi 150 kilómetros hemos alcanzado cotas de más de 2.000 metros. Un vertiginoso y espectacular ascenso que nos ha transportado hasta otro mundo. Sentimos haber salido del abismo del infierno. Hemos llegado al hotel de Mekele. Por fin una ducha.

Juan Antonio Muñoz

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