Jinetes en sabana. Chad

Rodando con el Toyota. Chad

Abandonamos la zona de nuestro primer encuentro con los nómadas de esta región del Sahel. Seguimos las indicaciones de nuestro mediador y guía para intentar localizar el área  de asentamiento provisional y pastoreo de los Wodaabe. Sorteamos las zonas pantanosas a través de grandes llanuras por las que vamos coincidiendo con grupos de pastores en busca de un espacio seguro en el que ubicarse temporalmente.

Jinete llegando con chicas. Chad

Finalmente, encontramos un buen lugar en el que montar nuestro campamento. A nuestra llegada sólo se ven algunos grupos de personas conduciendo el ganado hacia las estructuras de fortuna que les sirven para dormir y guardar sus escasas pertenencias.

Hausa. Chad

Y, como por arte de magia, comienzan a aparecer de los cuatro puntos cardinales jinetes cabalgando sobre magníficos caballos árabes. ¿Quiénes son estos personajes surgidos de lo más profundo de la sabana? Nuestro mediador no consigue averiguar información que nos desvele la razón de su presencia.

Jinetes llegando al camp. Chad

Poco a poco se van reuniendo en torno a un grupo de árboles bajo los que se resguardan del sol implacable que castiga a todo el que osa cruzarse a su paso. Por su manera de vestir pudieran ser Hausa, un pueblo estrechamente asociado con la aristocracia y la cultura ecuestre. Los Hausa constituyen el mayor grupo étnico del África Occidental y se les encuentra en casi toda Nigeria y en el sudeste de Niger.

Corriendo por la sabana. Chad

Pero igualmente pudieran ser Kanuri, musulmanes, para los que el caballo es también un símbolo de prestigio. Antes de llegar a esta zona hemos atravesado aldeas de chozas permanentes de barro con techos cubiertos de paja en los que encontramos caballos parecidos a los que acaban de llegar, una raza llamada Chad Bahr el Ghazal.

Carrera de jinetes. Chad

A las pocas horas de su llegada, el ambiente se va caldeando. Con gritos y nerviosismo, casi todos los jinetes se dirigen sobre sus monturas a un espacio abierto. Las carreras de caballos se suceden sin parar. El ambiente destila una energía difícil de describir. Mi concentración ante el inesperado espectáculo se rompe por los avisos de alguno de estos personajes que me invitan a salir de este improvisado campo de juego si no quiero ser pisoteado.

Pidiendo a Dios. Chad

Y, sin que nadie parezca dar ningún aviso, de un modo absolutamente coordinado, todos se paran . Es como si hubiesen recibido una orden celestial para detenerse e implorar al más allá. Minutos más tarde,  dejan de hacer lo que estaban haciendo y se dirigen en la misma dirección impulsados por una especie de consigna secreta. Los nómadas que están presentes les siguen, y yo no voy a ser menos. Jesús y Adolfo me acompañan, pero llegado un momento, el terreno se convierte en una especie de pantanal cenagoso sobre el que hay que adentrarse para seguir a los jinetes. Mis compañeros prefieren dejar esa aventura para mí solo.

Jinetes en el pantanal. Chad

Inicio una marcha en la que un despiste o resbalón puede significar que mis cámaras y yo acabemos bajo el agua. Una procesión de niños, mujeres y ancianos siguen la senda de los caballos hasta un amplio y despejado terreno. Allí se van concentrando para terminar ofreciendo un espectáculo a todos los presentes.

Hacia el campo de carreras. Chad

Burros en agua. Chad

Cruzando cenagal. Chad

¿Estoy en un encuentro anual de estos caballeros de la sabana? ¿Vienen para celebrar algún tipo de fiesta o ritual que los reúne para ponerse al corriente sobre las noticias acaecidas desde la última vez que se vieron? Creo que nunca lo sabré. En cualquier caso, el poder estar viviendo este momento ha sido  un regalo inesperado con el que no contaba.

Grupo de jinetes. Chad

Jinetes en la llanura. Chad

Queda menos de media hora de luz y el cielo nuevamente amenaza con más lluvia. Creo que es el momento de regresar a nuestro campamento volviendo a cruzar el cenagal. Mientras camino, observo más gente avanzando hacia la zona en la que hemos montado las tiendas. Todo parece indicar que en este mágico escenario se hará realidad nuestra ansiada visión de la Gerewol.

Jinete y caminante. Chad

Ahora, lo mejor será descansar y dormir. Algo me dice que estamos a punto de asistir a un momento único. Un momento reservado a un pueblo que ha sabido adaptarse y mantener unas costumbres y tradiciones claves para su supervivencia. En pocas horas lo sabremos.

Durmiendo en la mosquitera. Chad

 

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